La vivienda en el
periodo de reconstrucción (1939-1945). El final de la guerra civil
y el inicio de la autarquía
Frente al alabado perfil "velazqueño" de la "cornisa
del Manzanares", la ciudad de Madrid creció desde 1939 sin
que las autoridades fueran capaces de controlar y dirigir este crecimiento
masivo, rápido y dominado por la miseria de los nuevos inmigrantes,
que abandonaban el campo para instalarse en la ciudad, acelerando un proceso
comenzado décadas atrás. El Régimen se enfrentaba
al problema heredado de los suburbios, más el de la reconstrucción
de una ciudad sitiada y bombardeada durante tres años. La dimensión
de la situación obligó a actuar a varios organismos paralelamente,
incluso a crearlos al efecto, aglutinando las fuerzas del Ayuntamiento
de Madrid, de varios Ministerios y de la Falange, instituciones que reflejaron
la tirantez propia de las disputas de las diferentes familias políticas
por acceder al reparto del poder. Las competencias, los recursos asignados
o el personal disponible marcaron la escasa realización de todas
las instituciones públicas en los años cuarenta. Lo que
determinó en la década siguiente la necesidad de incorporar
a la tarea al capital y la empresa privada, hecho determinante del cambio
de la situación de la vivienda social, junto a la tardía
creación, 1957, del Ministerio de la Vivienda.
En el caso de España la definición legal de vivienda protegida
surgió con la Ley de 19 de abril de 1939, y no sólo incluyó
la vivienda social -vivienda mínima- sino que se aplicó
también a viviendas para militares o funcionarios. No fue hasta
1954 cuando se redactó una nueva legislación que refundía
las categorías anteriores y generaba un nuevo tipo de viviendas
exclusivamente pensando en resolver el problema de la vivienda más
modesta (viviendas de renta mínima y reducida); a la par que se
creaba un gran Plan Nacional de la Vivienda, antesala del Plan de Urgencia
Social de Madrid.
La ciudad del "Movimiento"
En el mes de febrero del año 1938 se celebró en Burgos,
sede del Mando Militar del Ejército de Franco, una reunión
con más de doscientos arquitectos liderados por Pedro Muguruza,
arquitecto huido de zona republicana e incorporado al Estado Mayor de
Franco, quien le encargó la reorganización de la arquitectura
nacional, objetivo de este encuentro de arquitectos patrocinado por Falange.
En esta reunión se trataron temas relacionados con la arquitectura
y el urbanismo de cara al momento de la reconstrucción, entre ellos
la problemática de la "vivienda humilde". En las palabras
del discurso de clausura, el líder falangista Raimundo Fernández
Cuesta abogaba por construir "hogares" frente a edificios, definiendo
la casa como "el centro de expansión del espíritu,
el marco que encuadra la familia". Fernández Cuesta esbozaba
algunos de los principios y valores que debían regir la ciudad
ideal que sueña el falangismo, "la ciudad del Movimiento",
elementos que el falangismo intentará promover, sin éxito,
en la futura política franquista (pues chocarán con otras
"familias" políticas): "... no construir barriadas
obreras aisladas que no es otra cosa que llevar la diferenciación
de clases a la arquitectura, construyendo edificios que parecen tener
la finalidad de hacer resaltar la diferencia de los seres que en ella
habitan respecto de los demás. Cuando el ideal sería que
en los distintos pisos de una misma casa pudieran habitar, indistintamente,
personas de distinto rango social."[1]
Esta idea de la superación de la lucha de clases forma parte del
manifiesto teórico que configuraban los llamados 26 puntos de Falange,
y que Franco convirtió en norma programática del Estado
tras el Decreto de Unificación entre falangistas y tradicionalistas
de abril de 1937: "11. El Estado nacional-sindicalista no se inhibirá
cruelmente de las luchas económicas entre los hombres, ni asistirá
impasible a la dominación de la clase más débil por
la más fuerte. Nuestro régimen hará radicalmente
imposible la lucha de clases, por cuanto todos los que cooperan a la producción
constituyen en él una totalidad orgánica."[2]
La hegemonía del nacional-sindicalismo
En septiembre de 1939, comenzada la II Guerra Mundial, España se
declaró neutral, aunque públicamente el Régimen franquista
se identificaba con las potencias del Eje. El contexto internacional tuvo
una clara repercusión en la política interior española,
pues el modelo político que proponía Falange, tan influenciado
por el fascismo italiano, y que Franco había elegido como sistema
estructural del nuevo Estado, vivió su periodo de auge y retroceso
en paralelo a la suerte que corrían sus homólogos europeos.
A los pocos meses del Decreto de Unificación, que suponía
para Falange una claudicación de sus primigenios ideales y un acatamiento
a la voluntad de Franco, se reorganizó el organigrama del nuevo
partido único. Se crearon así los Servicios Técnicos[3],
donde se agrupaban los arquitectos que colaboraban con Falange, y a cuyo
mando estaba Pedro Muguruza.
Frente al ideal de un estado fascista que propugnaba la Falange se encontraban
los monárquicos y especialmente la Iglesia. El punto álgido
de este enfrentamiento se produjo en mayo de 1941, cuando Serrano Suñer
(impuesto por Franco al frente de Falange) e ideólogos falangistas
como Dionisio Ridruejo propugnaron claramente la idea de un estado radicalmente
falangista[4], sin más instituciones que controlaran el poder.
Al final, tras varias remodelaciones, Franco nombró a José
Luis Arrese, arquitecto falangista sumiso al generalísimo, como
encargado de dirigir el partido, quien publicó textos teóricos
para "reorientar" doctrinalmente a sus militantes.
La autarquía económica y su repercusión social
Ciertamente los efectos de la Guerra Civil sobre la economía española,
al devolver a la producción agraria e industrial a niveles prebélicos,
se hicieron notar. Sin embargo las pérdidas en maquinaria e instalaciones
no pueden considerarse catastróficas, no así los daños
en infraestructuras. "No fueron, pues, los destrozos físicos
de la guerra, ni en la industria ni en el campo, los que condicionaron
de un modo más grave la evolución de la economía
española (...) la peor consecuencia económica de la Guerra
Civil fue la de los años subsiguientes, cuando el franquismo desenganchó
a España durante un tiempo de las aceleradas líneas de progreso
económico seguidas por los otros países europeos occidentales
apenas concluida la Guerra Mundial."[5] Como señala Barciela
al examinar globalmente la trayectoria de la política económica
franquista, su signo más sobresaliente fue "la resistencia
a cambiar, la fuerza de la inercia, siempre el poder a remolque de los
acontecimientos. No puede ensalzarse, precisamente, la capacidad de reacción
de un régimen que tardó dos décadas en reconocer
que su sistema no funcionaba y en convencerse de que la salida de la crisis
radicaba en la liberalización que tanto había criticado"[6].
El sistema autárquico intervencionista y nacionalista de la década
de los cuarenta supuso un freno al desarrollo económico y se convirtió
en el periodo de mayor recesión económica de nuestra Historia,
multiplicando los efectos producidos por los desastres de la guerra[7].
El control social del Nuevo Estado
Acorde con la política autárquica, las relaciones laborales
se guiaron desde el Estado mediante una extensa regulación y unas
exiguas medidas de previsión social. Falange aportó los
cuadros y los militantes que controlaron el nuevo sindicalismo vertical,
donde se incluían a los obreros junto a los patrones y empresarios,
aunque en los ideales falangistas aún se preveía llegar
más lejos en el terreno productivo-laboral, a través del
cooperativismo y la titularidad sindical de los medios de producción.
La regulación legal de las nuevas relaciones laborales quedó
definida en el Fuero el Trabajo (transposición de la Carta del
Laboro del fascismo italiano), publicada el 9 de marzo de 1938. La Delegación
Nacional de Sindicatos (DNS), desarrolló una parte de los contenidos
del Fuero a través de las obras sindicales nacionales, como la
Obra Sindical del Hogar (OSH). Sin embargo siempre existieron tensiones
entre los falangistas más duros, que deseaban dirigir la vida económica
desde la nueva organización, y los monárquicos, la Iglesia
y el capital, que preferían a Franco y sus ministros al frente
de la dirección económica.
La reconstrucción de Madrid. "Madrid, Capital Imperial"
El organicismo falangista
"Madrid. Capital Imperial" es el título del capítulo
quinto del primer texto teórico sobre arquitectura y urbanismo
que se publica en el Régimen de Franco[8], y define muy gráficamente
una de las prioridades del Plan de Reconstrucción que redactan
los Servicios Técnicos de Falange, la recuperación del "Imperio".
Sin olvidar, como hace uno de los ideólogos del fascismo español,
Enrique Giménez Caballero, cuál ha sido la posición
de la mayoría de los ciudadanos madrileños en los años
anteriores de la II República: "...¡Madrid, abominable
de masas en chancletas! Posaderas de oficina sentándose en sillones
imperiales. ¡Y al fin el Escorial, El Escorial! Origen y sueño
del Madrid cesáreo. Sus tumbas profanadas por los gusanos rojos..."[9]
A través de estas continuas alusiones a "la cornisa imperial
de Madrid" o el "perfil velazqueño", entendemos
que se erigiera un edificio como el Ministerio del Aire, obra de Luis
Gutiérrez Soto, cuyas formas son una deuda atemporal y desplazada
de los usos de Villanueva o Herrera.
El Plan Nacional de Ordenación y Reconstrucción de Madrid
elaborado por los Servicios Técnicos de Falange que dirige Muguruza
desde 1938, será una más de las lanzaderas de Falange para
imponer su visión del Estado. El Plan pretende "dotar a la
Patria española de una organización corpórea de perfecto
funcionamiento, viva y bella, donde su espíritu fructifique y cumpla
gloriosamente su misión universal", que no es otra que aspirar
siempre a la "ambición de Imperio", " la misión
transcendente de España"[10]. Esta visión organicista
se refleja en el ideal del urbanismo español, que debe tener como
ejemplo los diseños de las ciudades de la Reconquista y de la colonización
americana: "es materia propicia el genio de la raza eminentemente
realista, integrador y jerárquico, que repugna la unilateralidad
racionalista u oportunista francesa o inglesa,..." Por lo que propone
una nueva división del territorio nacional en comarcas naturales
(de carácter geográfico), y no la actual división
"antinatural y fuente de desorden" de las 50 provincias[11].
La visión falangista sobre el barrio ideal se basaba en la desaparición
de las barreras clasistas, y en la familia como forma "superior al
individuo". Aquí encontramos la propuesta más interesante
y radical que hará Falange con respecto a la vivienda y que apenas
conseguirá llevar a cabo: "Como arquitectos podemos hacer
notar que hasta ahora se construyen barrios independientes y distintos
para las diversas clases sociales, que naturalmente, fomentan y excitan
la lucha de clases. Y ahora queremos hacer barrios para gentes que estén
unidas por un fin común, y dentro de cada uno de estos barrios
estará comprendida toda la jerarquía desde la máxima
hasta la mínima". No se cuestiona la separación y superioridad
entre clases, se cree que los problemas que conlleva la separación
en barrios según clases, se superarían, evitando así
que estos barrios favorecieran las opciones radicales obreras. Por eso
afirman que la "zonificación urbana es la tradición
material de la lucha de clases socialista que hay que desterrar".
En este documento Falange también hace referencia a la necesidad
de diseñar un Plan de Vivienda: "No intentamos dar una descripción
de la vivienda, cuyo modelo claro es de todos conocidos, pero sí
hemos de señalar la enorme amplitud de este concepto, ya que comprende
desde la casa, cuna de la familia y altar de nuestras tradiciones, hasta
la casa como instrumento de trabajo, ... " Esta vivienda ha de regirse
por los siguientes fundamentos: separación en habitaciones del
matrimonio y de los hijos por sexos; dotar a la vivienda de una pieza
que "simbolice la idea del hogar"; y mínimos higiénicos
(ventilación, orientación, iluminación, agua) conforme
a las diferentes características regionales.[12]
La Junta de Reconstrucción
En 1938, se crea el Servicio Nacional de Regiones Devastadas y Reparaciones,
cuya misión es la reconstrucción en las zonas "liberadas".
Este organismo se transformará en Dirección General de Regiones
Devastadas y Reparaciones (D.G.R.D.R.), pasando a formar parte de la estructura
del Ministerio de Gobernación, cuya dirección se encarga
a Moreno Torres. En septiembre de 1939 Regiones Devastadas dictamina que
las poblaciones con destrucciones superiores al 75% sean nominadas como
"adoptadas" por Franco, incluyendo algunos barrios de Madrid
que habían sido primera línea del frente de guerra[13].
También en septiembre de 1939 el Ministerio de Gobernación
completa su organigrama con la otra gran Dirección General que
junto a la de Regiones Devastadas intentará dirigir la reconstrucción:
la Dirección General de Arquitectura (D.G.A.)[14], que dirige Pedro
Muguruza sin abandonar su puesto al frente de los Servicios Técnicos
de Falange. Sin embargo, el Instituto Nacional de la Vivienda (I.N.V.),
dirigido por Federico Mayo, constituido por ley de 19 de abril de 1939,
se encuadró en el Ministerio de Trabajo.
Estas instituciones son las encargadas de dirigir la reconstrucción
de Madrid a través de la Junta de Reconstrucción de Madrid
(J.R.M.), Orden de 7 de octubre de 1939, formada por una Comisión
Interministerial. Aunque hubo un intento anterior del Ministerio de Gobernación
en solitario, cuyo primer objetivo era la redacción de un proyecto
de urbanización, que Muguruza encarga personalmente y de modo "informal"
al arquitecto Pedro Bidagor, proyecto germen del Plan General de Ordenación
de Madrid[15]. La Junta tenía dos grandes líneas de trabajo:
la reconstrucción material de la ciudad y la redacción del
nuevo Plan General[16].
El papel de la "vivienda social" en el Plan General de Ordenación
Urbana de Madrid
Pedro Bidagor había permanecido en la capital durante todo el asedio
franquista. Había aceptado la protección de la CNT, para
poder ir perfilando junto a otros colegas la futura reconstrucción
y urbanización de Madrid. Muguruza, que en algún momento
es consciente de esta labor, le encarga al poco de la "liberación"
de Madrid, la redacción del Plan de Urbanismo de la capital, terminada
en 1941, publicado en 1942, pero la Ley de Bases necesaria para su aplicación
no se aprueba hasta el 25 de noviembre de 1944. Su desarrollo y reglamentación
también verá la luz con retraso, al publicarse por Ley de
1 de marzo de 1946, fecha definitiva de la aprobación del Plan
General de Urbanización de Madrid y Alrededores (pues afectaba
a la capital y a 28 términos municipales limítrofes, anexionados
por Madrid entre 1948 y 1954). El Plan sufrió un retraso fruto
de la tirantez política y la necesidad práctica de poner
de acuerdo a un número considerable de instituciones. Frente al
sector falangista que dominaba las Direcciones Generales del Ministerio
de Gobernación, y su utópica "ciudad del Movimiento"
que aspiraba a reflejar en el entramado urbano el pensamiento nacional-sindicalista,
se oponía el bando conservador, que tenía especial presencia
en el Ayuntamiento de Madrid. El propio alcalde, Alberto Alcocer, había
presentado públicamente otra propuesta de Plan de Ordenación
de Madrid, obra del ingeniero municipal José Paz Maroto.
El Plan de Bidagor de 1941 superaba el sistema urbano del Ensanche, con
su herencia de extrarradio obrero y suburbios míseros: "el
surgimiento de los suburbios imposibilitó en Madrid el mantenimiento
del trazado urbano en cuadrícula como fórmula práctica
para ordenar la expansión de la ciudad. (...) ... la complicación
creciente de la vida económica y social y sus repercusiones en
la vida urbana ,... los avances técnicos, ... el desarrollo de
los medios de comunicación y el impulso adquirido por la industria
de la construcción comenzaban a romper los moldes tradicionales
de la convivencia urbana. Se sustituye una ordenación geométrica
por una organización funcional, dividiendo la ciudad en zonas para
adoptar cada una un uso especializado. (...) La ilusión de planificar
ciudades con una organización perfecta lleva incluso a la utopía
de estimar que el establecimiento de ciudades ideales puede ser cauce
viable para determinados tipos de redención social."[17] En
teoría, Bidagor continuaba la idea de la superación clasista
falangista en su ciudad utópica. En la práctica, el diseño
que propone su Plan, y que sin reconocerlo en público continúa
las ideas ya expuestas por el proyecto Zuazo-Jansen de 1929, disgrega
el Ensanche burgués del extrarradio obrero a través de anillos
verdes de separación. Anillos que también circundan las
propuestas de barrios suburbiales y ciudades satélites en el entorno
de Madrid, y que evitarían el crecimiento en mancha de aceite de
las últimas décadas. Los poblados satélites, de nueva
planta o aprovechando poblaciones limítrofes, eran núcleos
más autónomos que absorberían el futuro crecimiento
de la ciudad, y se clasificaban en 3 grupos dependiendo de su función:
poblados de servicio de zonas industriales y militares (en torno a polígonos
industriales): poblados de albergue de población obrera que trabaje
en Madrid pero sin recursos para vivir en la ciudad (poblados obreros);
y poblados de vivienda con menor densidad (ciudades jardín residenciales).
Esta distribución clasista de los poblados satélites es
contraria a las formulaciones falangistas, por lo que Muguruza no dudó
en criticarlo, pues lo que debía lograrse era lo contrario de la
división social. La postura falangista pretendía unificar
los barrios con una armonía de clases, mientras que los sectores
más próximos al capitalismo entendían la ciudad como
resultado de la división "natural" de la sociedad en
clases económicas[18].
El debate sobre la segregación de los barrios obreros
Durante los primeros años 40 proliferaron algunos foros de debate
sobre el tema de la ciudad, el diseño urbano y su futuro, y la
vivienda. Como las Asambleas Nacionales de Arquitectura (promovidas en
un primer momento por Falange), los congresos de la Federación
de Urbanismo y de la Vivienda, o las páginas de publicaciones como
Reconstrucción o la Revista Nacional de Arquitectura. En el polo
opuesto respecto a la segregación obrera se encontraba el criterio
de Muguruza, quien no recortaba críticas a la actuación
especulativa de la burguesía en etapas anteriores, a la que acusaba
de haber hecho negocio de la vivienda humilde. Como ejemplo de actuación
expone la Ley proclamada por el Führer alemán para la creación
de 300.000 viviendas modestas. Pensando en un modelo para España,
Muguruza afirma: "La definición europea de la vivienda modesta
tiene un sentido netamente materialista..., echamos de menos ese sentido
del hogar tan español por cristiano y familiar". Su solución
son los poblados donde se mezclen las clases sociales, para evitar barrios
obreros, "preferible lograr el ideal de una jerarquización
absoluta en el conjunto del poblado, con un carácter de hermandad,
de gran familia social; ligada incluso al patronazgo de quien incorpora
con su rango social un matiz de tradición española al conjunto
nuevo"[19]. Se refiere a incluir en cada poblado una casa noble como
ejemplo para la comunidad, como propondrá en el diseño del
Cerro de Palomeras[20]. El orden constructivo ideal es el tradicionalismo
arquitectónico que aprovecha los materiales locales y la economía
de medios[21].
La otra corriente, de talante conservador, tiene su mejor órgano
de expresión en los Congresos de la Federación de Urbanismo
y de la Vivienda, promovidos por César Cort, arquitecto y concejal
del Ayuntamiento de Madrid. Es un órgano de expresión en
el que abundan las intervenciones de los municipios españoles (fuera
de la órbita de Falange). El I Congreso se celebra en Madrid en
octubre de 1940, y en él Cort plantea sus propuestas de solución
al problema de la vivienda[22]. A diferencia de los falangistas, que culpabilizaban
a la gestión municipal y sobre todo a la especulación capitalista,
Cort culpabiliza a la clase obrera y defiende al propietario capitalista:
"Una de las grandes fallas de la edificación presente se encuentra
en la torpeza de la mano de obra y en su falta de rendimiento". Su
solución: "Hay un procedimiento sencillísimo de lograr
inmediatamente una reducción considerable en el coste de la unidad
de obra, aumentar la jornada de trabajo sin variar el jornal. Y con el
tiempo reducir también el jornal".[23] En sus propuestas pide
a los Ayuntamientos abaratar los solares (no aporta ninguna idea de cómo
realizarlo); construir barrios enteros para que sea mayor la economía
de medios; estudiar la industria de la edificación, y sobre todo,
aumentar el valor de los alquileres para que la edificación atraiga
al capital. Idea esta última, que centra la comunicación
de la Cámara de la Propiedad de Madrid, abogando por liberalizar
los alquileres ya que "los salarios han subido un 362%" [sic],
y es poco interesante para el capital invertir en propiedad.[24]
Al final, la solución se expresó en la aprobación
de la Ley de Ordenación Urbana de Madrid que diseñó
Bidagor y en la que todos los organismos ejercieron de algún modo
presión. Como señala Terán, el Plan proyecta una
visión novedosa por la escala, aunque el sistema de anillos verdes
para la ciudad y para los núcleos satélites buscaba una
segregación radical de la clase trabajadora, mantenida a distancia
en un entorno semirural. Fernando Terán ha recogido el criterio
del ingeniero Martínez de Lamadrid, colaborador de Bidagor: "La
distribución de las zonas industriales, además de responder
a los criterios normales de zonificación para este uso ya conocidos
(...) ha obedecido fundamentalmente a la necesidad de localizar las masas
obreras en sectores de la ciudad, y mejor aún, en núcleos
satélites de población con vida material autónoma,
en fácil contacto con su comarca rural. De esta forma las zonas
industriales constituyen verdaderos baluartes defensivos contra la invasión
de masas de población inactivas que se sitúan en los alrededores,
constituyendo los cinturones suburbanos de miseria contra la que se lucha
difícilmente".[25]
Como quiera que a finales de los 40 los anillos verdes son ambicionados
por los especuladores y por las propias instituciones como única
salida para obtener un suelo más económico, las ideas de
Bidagor y todo el debate entre Muguruza y Falange frente a los sectores
conservadores del Régimen, quedó superado por la realidad,
lo que demuestra los errores de planificación, no sólo urbana,
sino política, económica y social.
La labor de Regiones Devastadas
Moreno Torres, Director General de Regiones Devastadas, es también
nombrado Director de la Junta de Reconstrucción. Pedro Bidagor
señala en el número 1 de la revista Reconstrucción
que 60.000 habitantes se quedaron sin hogar y malvivían entre las
ruinas de los barrios más castigados por la guerra en todo el área
oeste y sur de la capital. Las actuaciones de los suburbios y poblados
limítrofes quedaban en manos de Regiones Devastadas, mientras que
el extrarradio y el interior de la ciudad eran en un principio obra del
Ayuntamiento. Regiones Devastadas, al igual que otros organismos, utilizó
a presos franquistas en su labor bajo el sistema de redención de
penas por el trabajo. A partir del verano de 1940, Regiones Devastadas
comenzó a organizar, primero en Madrid, y luego de manera itinerante,
exposiciones donde explicaba su labor.
En los primeros meses la tarea consistió en reparar viviendas semidestruidas
y en levantar albergues para alojar familias mientras se construían
viviendas de nueva planta. Regiones Devastadas anuncia en abril de 1940
que en 4 meses ha alojado 4.000 familias (25.000 personas)[26]. Regiones
Devastadas tendrá dos actuaciones de nueva planta muy importantes
en estos primeros años de la reconstrucción, porque erigirá
algunos bloques de vivienda siguiendo los parámetros falangistas
de cohabitación de clases sociales, siempre bajo las directrices
de la moral católica:
-Viviendas de renta reducida en Carabanchel Bajo[27] (Situación:
General Ricardos,220 / Av. Pza. Toros Vista Alegre; Arquitecto: Luis García
de la Rasilla)
El diseño se basa en el proyecto de Emiliano Amann para el concurso
de Bilbao de 1932. Se preconiza la solución en escalera frente
a la galería-corredor (sistema de distribución de inspiración
"rusa", y que Le Corbusier ya considera fracasado, según
el arquitecto). Se reconoce la importancia de la orientación con
las zonas vivideras al sol y las húmedas al norte. El conjunto
lo forman 3 bloques de planta abierta en una manzana triangular, configurando
un jardín interior. Se diseñan 3 tipos diferentes de viviendas
teniendo en cuenta "las diferentes necesidades". El bloque que
contiene las dos viviendas más "elevadas" se presenta
en fachada a la calle principal con una pequeña y cuidada galería.
El texto explicativo de la memoria es descriptivo de la radical tensión
moral y política que se imponía en el momento: "Como
es natural, ni remotamente hemos pensado un solo momento en adoptar soluciones
marxistas a base de proyectar salas de estar convertibles de noche en
dormitorios, tan anticristiano por su falta de moral y lo poco familiar
[Solución que sí se adoptará en los Poblados de los
50 como consecuencia de las dimensiones mínimas]. La vivienda ha
de responder a las necesidades de un hogar cristiano (...) No hay salud
ni moralidad posibles donde se hacinan seres humanos de todas las edades
y todos los sexos en repugnante promiscuidad". En la revista Reconstrucción
se recalca la importancia moral del diseño de las viviendas según
las clases sociales para "conseguir una verdadera hermandad cristiana
entre las diferentes clases, que necesariamente siempre han de existir.
Los más acomodados, con mayor influencia social, pueden hacer como
de hermanos mayores de aquellos que están en inferiores condiciones
de vida, y todos juntos, guiados por el mismo ideal, poder servir mejor
a Dios y a España"[28].
-Viviendas en el Puente de Toledo [29] (Situación: Gta. Marqués
de Vadillo, General Ricardos, 7; Arquitecto: Felipe Díez Somarriba)
Los edificios refuerzan la alineación y el diseño de la
nueva trama urbana. Se repite el esquema de las viviendas de Carabanchel
Bajo, con patio interior y 3 tipos diferentes de viviendas según
las condiciones económicas de los usuarios, aunque el proyecto
responde mejor a demandas de clase media y alta.
La labor de Regiones Devastadas se centró en la recuperación
o creación de pueblos enteros, como Brunete o Belchite. En Madrid
se erigieron pequeños poblados o colonias siguiendo las características
que Regiones Devastadas dictaminaba para estos casos.
-Colonia Casas Baratas Barrio Goya[30] (Situación: Barrio Goya
-entre las calles Caramuel, Sepúlveda y Fco.J. Jiménez Martín-;
Arquitecto: DGRDR)
Comenzada por los Servicios Técnicos de Falange y terminada por
Regiones Devastadas, se alojó a los habitantes del Paseo de Extremadura
afectados por las obras de construcción de los bloques de la DGRDR.
Albergues para 1.000 personas.
-Colonia Nuestra Señora del Carmen[31] (Situación: Colonia
Ntra. Sra. Del Carmen -entre Arroyo del Olivar y Av. Palomeras-; Arquitecto:
DGRDR)
Igual función de alojamiento que la anterior para familias del
Paseo de Extremadura. 114 viviendas para 800 personas.
Muguruza y la Dirección General de Arquitectura
Ya hemos señalado que Regiones Devastadas y la Dirección
General de Arquitectura eran los dos organismos desde los que el Ministerio
de Gobernación intentaba controlar la arquitectura española,
bajo el sesgo del pensamiento falangista. Pedro Muguruza, el hombre de
confianza de Franco en Burgos fue nombrado Director General de Arquitectura
(septiembre de 1939), desde donde protegió los trabajos de Pedro
Bidagor en el diseño del Plan de Urbanismo. En un primer momento
Muguruza ostenta aún el cargo de arquitecto jefe de los Servicios
Técnicos de Falange. Es quizás por esta dualidad de cargos
por lo que, según la fuente, Falange o la Dirección General
de Arquitectura presentan el proyecto del primer poblado del franquismo,
el Cerro de Palomeras, que pertenecía al primer proyecto de poblados
satélites del Plan de Bidagor.
-Cerro de Palomeras[32] (Situación: Cerro Palomeras -Arroyo del
Olivar, Av. Palomeras y Av. Albufera-; Arquitectos: Ramiro Avendaño
y Paisán y Luis Díaz-Guerra y Milla)
Anteproyecto de agosto de 1939 inspirado por Muguruza y desarrollado por
los Servicios Técnicos de Falange. Lo aprueba la JRM en noviembre
de 1940 y la DGA lo presenta en la exposición de sus trabajos en
1942. Con capacidad para 15.000 habitantes distribuidos en 5 núcleos
de 660 viviendas, cada núcleo con los servicios administrativos,
religiosos y políticos que debían tener las nuevas poblaciones.
El 75% de las viviendas serían unifamiliares de 1 ó 2 plantas,
de carácter semirural (con corral y patio) y máxima economía
de construcción. Al final, lo único que se construyó
en este área fueron 4 bloques paralelos de doble crujía
y 2 plantas (208 viviendas), levantadas por los propios usuarios bajo
supervisión de Regiones Devastadas.[33]
-Tercio y Terol[34] (Situación: Barrio Tercio y Terol, Opañel/Carabanchel;
Arquitectos: L. Moya Blanco, E. Huidobro Pardo, R. Avendaño y Paisán,
L. Díaz-Guerra y Milla, C.Bailly Bailliere, J.Tamés Alarcón,
R. Moya Blanco y E. García Ormaechea)
El proyecto pertenece a la DGA y está encuadrado dentro de la ordenación
del sector de la Ctra. Extremadura. También presentado en la exposición
de la DGA de 1942. El poblado se articulaba en torno a una plaza con iglesia
(y abrevadero para animales) y las dependencias de la administración,
a su alrededor se disponían unas 700 viviendas de 1 ó 2
alturas, y un pequeño grupo de 3 plantas; todas con patio y corral,
según 5 diseños diferentes dependiendo del número
de habitaciones y oscilando su superficie entre los 50 y 100 m².
Tercio y Terol sí se construyó (no como Cerro Palomeras),
aunque no fue hasta primeros de los 50 cuando el INV y el Ayuntamiento
terminan y entregan las viviendas.
-Poblado de la Ventilla[35] (Situación: La Ventilla -Pza. Castilla-;
Arquitecto: DGA)
Las primeras actuaciones en este barrio correspondieron a la DGA en torno
a 1945, cundo levanta unifamiliares con corral (como en Tercio y Terol)
de 2 y 3 dormitorios con cocina-comedor y aseo; de nuevo viviendas mínimas
de carácter semirural.
-Albergue de urgencia en Usera/Colonia Almendrales[36]Situación:
Colonia Almendrales (Usera)Arquitectso: Juan Navarro Carrillo, Enrique
Huidobro Pardo
En un principio era un recinto cerrado con vigilante que encerraba viviendas
mínimas ("albergues") con cocina-comedor, aseo y 1 dormitorio
(como en la Ventilla), donde alojar a las personas que vivían en
cuevas y chozas antes de que pasaran a viviendas definitivas "para
que se eduquen a los hábitos, pues ha habido casos que no han sabido
aprovechar..." Las viviendas son unifamiliares de 1 ó 2 plantas
en hilera, con viviendas entre 30 y 60 m². Con el tiempo la colonia
se amplía pero ya en bloques de 4 y 5 plantas en forma de U, debido
a la carestía del suelo.[37]
-Casas abovedadas en Usera [38]Situación: Usera; Arquitecto: Luis
Moya Blanco
Por encargo de la DGA, el arquitecto Luis Moya recurre a la artesanía
constructiva para experimentar nuevas posibilidades en un momento en que
obtener materiales como el hierro y el cemento era casi imposible.
Todas las actuaciones de la DGA de los años 40 desarrollaron la
tipología ruralizante que Muguruza diseñara en Cerro Palomeras,
aunque lo construido se supeditaba más a la economía del
momento. La DGA apostaba en los 40 por la vivienda unifamiliar de 1 ó
2 plantas, una idea que respondía a los medios económicos,
sociales y materiales pero que no resolvía, por lo exiguo de las
actuaciones, el problema de la carestía de vivienda[39].
La labor del Instituto Nacional de la Vivienda
El 19 de abril de 1939 se crea el Instituto Nacional de la Vivienda dependiente
primero de la Organización Sindical y posteriormente (2 de enero
de 1942) del Ministerio de Trabajo. Su dirección en un primer momento
recae en la persona de Federico Mayo. La misma ley de abril de 1939 crea
la figura de "vivienda protegida". Según esta Ley el
INV es el único organismo capacitado para aprobar los proyectos
de construcción de "vivienda protegida" y para lo referente
a todo tipo de normas. Su función principal era diseñar
un plan nacional de vivienda protegida para todo el Estado, de donde nace
con retraso, el Plan Nacional de Vivienda para el decenio 1944-1954. Se
estimaban necesarias para este decenio cerca de 1.400.000 viviendas, los
resultados no llegaron a la mitad de lo planificado.[40]
De los Servicios Técnicos de Falange a la Obra Sindical del Hogar
Sin lugar a dudas Falange fue el organismo más activo en el bando
franquista y terminada la guerra su estructura intentó superponerse
a la estatal. Falange intentó desplegar su proyecto nacional-sindicalista,
copiando instrumentos del fascismo, pero chocó contra otros sectores
del Régimen. Muguruza compatibilizó en un primer momento
sus cargos en Falange y en la DGA, lo mismo que Federico Mayo, director
del INV y en los primeros años también de la Obra Sindical
del Hogar y la Arquitectura (OSH). La OSH nace en la circular 19 de la
Delegación Nacional de Sindicatos (el sindicato único vertical
creado por Falange) como simple organismo de estudio y análisis.
No será hasta 1941 (circular 133 de FET y de las JONS) cuando se
agrupen en la OSH todos los organismos constructores de Falange y asuma
la actividad constructora. Poco a poco irá incrementando su producción
y aumentando su papel como promotor y constructor, aunque es 1954 cuando
ve la luz el Primer Plan Sindical de la Vivienda.
La misión de la OSH consistía en proporcionar vivienda a
los "productores" en colaboración con el INV. Para obtener
una vivienda se debía solicitar al delegado sindical local o a
la Sección Femenina, quienes remitían la solicitud al jefe
provincial, quien a su vez elevaba la propuesta al jefe nacional. Luego
había que esperar a que el Estado dispusiera de fondos, algo poco
frecuente en la década de los 40. El productor aportaba en el momento
de apuntarse el 10% del valor de la vivienda, el 90% restante lo anticipaba
el INV y lo devolvía el ya dueño de la vivienda en mensualidades
durante 40 años.[41]
Falange consiguió aglutinar en torno a sí algunos jóvenes
intelectuales desde su fundación en 1933. Muguruza encabeza la
nómina de arquitectos, donde también encontramos al donostiarra
José Manuel Aizpurúa, fusilado durante la guerra y autor
de una de las primeras obras del racionalismo español, el Real
Club Náutico de San Sebastián[42]. Los Servicios Técnicos
y posteriormente la OSH tuvieron en nómina a algunos de los mejores
arquitectos de la posguerra, encabezados por Francisco de Asís
Cabrero (arquitecto jefe de los servicios provinciales de Madrid) y Rafael
de Aburto, José Mª Argote, José Antonio Coderch en
Cataluña, o Vázquez de Castro e Íñiguez de
Onzoño en los años 50. Su estilo arquitectónico,
excepto Muguruza, tuvo una continuidad con la línea racionalista
anterior propuesta en España por el GATEPAC. En este sentido, su
arquitectura se convirtió en el contrapunto al "estilo imperial"
interpretando en clave moderna la historia arquitectónica española,
la realidad existente y su influencia a través de materiales, y
contactando formalmente con las corrientes internacionales.
-Campo de Comillas[43] (Situación: Colonia Marqués de Comillas
-Antonio Leyva-; Arquitectos: Servicios Técnicos de Falange)
El campo de Comillas inaugurado el 25 de febrero de 1940 dispuso de 700
albergues con capacidad para 4.140 personas, fue obra de los Servicios
Técnicos de Falange. Su objetivo era paliar la escasez de vivienda
del entorno de la Ctra. de Extremadura, dentro de una red de "campamentos
provisionales" que apenas se llevó a término (como
los albergues de urgencia de Usera/Colonia Almendrales de la DGA).
-Virgen del Pilar[44] (Situación: Entre las calles Cartagena, Fco.
Silvela y Av. de América; Arquitectos: Francisco Cabrero y Abaurre)
Una de las mejores realizaciones del momento, obra de Cabrero (1ª
fase). Es una superposición del modelo dúplex con bóveda
tabicada. Las cotas de calidad técnica y arquitectónica,
mezclando artesanía, tradición y diseño (los materiales
y estructuras aparecen ante el espectador sin recurrir al revoco) no impiden
ver que la solución de Cabrero se acerca más a los ideales
del Régimen que a una solución realista (por el guiño
a la tradición artesana en un momento álgido del período
autárquico, alejándose de las soluciones estandarizadas
basadas en la industria). Se convierte en un diseño aislado que
no repetirá más la OSH.
-Coronel López Larraya[45] (Situación: Entre las calles
Maudes, 40-48 y Ponzano; Arquitectos: José Mª Argote y Joaquín
Nuñez Mera)
Una de las pocas actuaciones de la OSH en la zona del Ensanche, responde
a un encargo para obreros del Taller de Precisión y Artillería.
-Nuestra Señora del Buen Suceso[46] (Situación: Entre las
calles Cea Bermúdez, 63 y Andrés Mellado: Arquitectos: Rafael
Aburto y Joaquín Nuñez Mera)
Otra actuación en el Ensanche, ejemplo de los problemas constructivos,
pues la comienza la OSH en los 40, permanece parada, y la termina el INV
en 1955.
Además de estas realizaciones existen tres grupos en Villaverde,
la zona industrial en alza gracias al tren, y que en el Plan de 1941 como
focalizador de la industria madrileña[47]. En los dos primeros
casos el terreno para las viviendas lo compra la empresa que va a instalar
su fábrica, y lo cede a la OSH para que construya las viviendas
para sus trabajadores. Son dos ejemplos de colonia obrera al viejo estilo,
donde los usuarios de las viviendas quedan desligados de la ciudad para
estar a completa disposición de la fábrica. El ejemplo del
grupo San Carlos es interesante en su segunda fase, obra de Aburto, por
sus semejanzas formales con el grupo Virgen del Pilar, obra de Cabrero,
compañero en la OSH.
-Virgen de la Paz (Boetticher y Navarro, S.A.)[48] (Situación:
Colonia La Paz, Villaverde; Arquitectos: Ricardo Gómez Abad y José
Mª Argote)
Proyecto de 1943 que tarda toda la década en construirse. Sencillas
viviendas unifamiliares de 2 plantas.
-Colonia Marconi[49] (Situación: Colonia Marconi, Villaverde-;
Arquitectos: José Mª Argote y Joaquín Nuñez
Mera)
No se materializa hasta 1950-1951, tras años de gestiones. Las
viviendas también son sencillos unifamiliares de dos plantas y
pequeñas casas de vecinos de 2 plantas, con corrales en parte posterior.
-San Carlos / Villaverde[50] (Situación: C/Parvillas -Villaverde
Alto-; Arquitectos: Joaquín Nuñez Mera, Luis de Sala y Rafael
Aburto)
Actuación en dos fases, la segunda obra de Aburto, sorprende por
sus líneas geométricas, casi racionalistas, cercanas a las
obras de su compañero Cabrero.
-Grupo Álvarez Miranda[51] [No construido] (Situación: Carabanchel
Alto; Arquitecto: Luis M. Feduchi)
Proyecto reducido de un arquitecto que trabajó poco para el Régimen
después de la Guerra Civil. Las viviendas encajaban dentro del
aire rural de las actuaciones de la OSH.
-Poblado de la Sociedad Comercial de Hierros[52] [No construido] (Situación:
Méndez Álvaro; Arquitectos: Carlos de Miguel)
Diseño del director de la Revista Nacional de Arquitectura. El
proyecto de poblado de viviendas obreras frente a la fábrica en
la que trabajaban, se estructuraba en torno a una plaza mayor con iglesia.
Conjunto sin excesivo ruralismo.
La Comisaría de Ordenación Urbana de Madrid
La gestión de la Comisaría
"... Yo he sentido siempre la tristeza, al entrar a Madrid, de contemplar
esos suburbios miserables, esas barriadas que le rodean, esas casas de
lata que eran la supervivencia de una ley municipal de más de medio
siglo,..."[53] "El mejoramiento de la vivienda se ha enfocado
en lucha abierta contra dos procesos lamentables: el social de los suburbios
y el sanitario de las viviendas interiores. (...) ... la sistematización
orgánica de barrios ... evitará la plaga de barrios dormitorios".[54]
El proyecto de Ordenación de Madrid de 1941, obra de Bidagor, es
aprobado por Ley definitivamente en 1946. Disponiendo a su vez la creación
de la Comisaría General para la Ordenación Urbana de Madrid
y sus Alrededores (C.O.U.M.A.), a la que pasaba a formar parte la Junta
de Reconstrucción. Su primer director, Francisco Prieto Moreno
(nombrado a su vez Director General de Arquitectura en lugar de Muguruza),
ocupó el cargo hasta su sustitución por Julián Laguna
en 1954.
En 1948, en el número 1 de la revista Gran Madrid, la publicación
informativa de la Comisaría, Prieto Moreno publicaba un artículo
donde desarrollaba una solución teórica al problema de los
suburbios[55], proponiendo la creación de 30 núcleos de
entre 10.000 y 20.000 habitantes, reordenando los existentes y creando
otros nuevos (con una duración de entre 20 y 30 años). Dentro
de la explicación de las causas de la situación, Prieto
Moreno recurre a los problemas de orden urbano, económico y social
(una visión realista) y también a las carencias espirituales
(una visión dogmática propia de la retórica del Régimen).
Además, en una singular defensa de las clases modestas, afirma
que los habitantes de los suburbios son gente digna y trabajadora y achaca
a los anteriores planes urbanísticos el hecho de preocuparse únicamente
de la edificación de tipo burgués, olvidando las necesidades
de las clases trabajadoras. Los principios de ordenación de los
suburbios mantienen los criterios del Plan de ordenación de Bidagor:
delimitación de áreas, perímetros verdes, definición
de vías y plazas, dotaciones de servicios comunitarios, ... y continuando
el debate de la segregación de la clase obrera, apuesta por la
convivencia de clases sociales diferentes, además de la edificación
de alta densidad.
La autarquía y su reflejo en la vivienda de promoción pública
En la primera mitad de 1944 se celebran una serie de conferencias bajo
el título "El Futuro Madrid", auspiciadas por el Instituto
de Estudios de la Administración Local[56]. La conferencia inaugural
corre a cargo de Muguruza como Director General de Arquitectura. Lo importante
de su aportación es el principio del resquebrajamiento de la idea
falangista de la unidad y la armonía de las clases sociales. Poco
después, en 1945, "Muguruza no se mostraba triunfalista cuando
se refería a los suburbios y califica las escasas realizaciones,
de ensayo parcial modesto"; él y su equipo, como señala
Dieguez, se mueven entre la indecisión, interrogándose una
vez más sobre cómo debían organizar a los nuevos
habitantes de Madrid, "¿se volvería a caer en el achaque
de la separación de clases?" [57]
Es decir, los planteamientos formulados por Muguruza y los Servicios Técnicos
de Falange, al enfrentarse con la realidad provocaron poco a poco la huida
de la utopía. Sus ideales, no eran compartidos por el resto de
las familias políticas franquistas, por eso la futura ordenación
urbana y habitacional quedaría marcada por la voluntad de los poderes
del Régimen de trasladar al diseño urbano su diseño
social, aunque también existe un aire revanchista como señalan
las duras palabras de Moreno Torres desde Regiones Devastadas al culpabilizar
a los suburbios de la "revolución comunista"[58], quien
frente a Muguruza, expone en las conferencias de "El Futuro Madrid"
la necesidad de crear ocho grandes barrios-satélites para solucionar
el problema de los suburbios[59]. Su propuesta es de segregación
espacial a través de los anillos verdes, elemento que ya está
presente en el Plan de Bidagor aprobado en 1946, yendo más allá,
al apuntar la necesidad de separar la clase obrera para debilitarla y
controlarla, pues en estos núcleos sólo el 25% debía
ser población obrera (del total de 20.000 personas máximo
de cada barrio-satélite), que ocuparían 1.000 viviendas
en 4 ó 5 grupos convenientemente "diseminados".
El camino tomado es fácil de averiguar, en 1946 Muguruza (enfermo)
abandona la Dirección General de Arquitectura (justo después
de criticar la ley de vivienda protegida del INV, constatando la "desproporción
entre posibilidades adquisitivas y productoras" que hace imposible
adquirir una vivienda a la mayoría de los obreros)[60], mientras
que Moreno Torres es nombrado alcalde de Madrid (sustituyendo a Alberto
Alcocer). Moreno Torres entiende conveniente separar la clase obrera en
pequeños grupos dentro de los barrios-satélite, y no como
las propuestas de Muguruza y la DGA (críticos con la especulación
capitalista que ha hecho de la vivienda un negocio)[61] de realizar la
separación dentro de los propios bloques de vivienda, como realizaron
en Carabanchel Bajo o Marqués de Vadillo[62]. Bajo su mandato como
alcalde Madrid multiplicó su superficie por diez, e incrementó
su población en casi 350.000 habitantes. Con estas anexiones se
conseguirá por fin disponer de una importante cantidad de metros
cuadrados de suelo a un precio mucho menor que el del término de
Madrid, el área de actuación "favorita" de la
OSH y el INV en los años 50.
El fracaso de los 40
La primera crítica a la Ley de "viviendas protegidas"
apareció sorprendentemente en octubre de 1940: "los beneficios
que concede a las viviendas protegidas son más reducidos que en
la legislación anterior, y esto lo consideramos un error"[63];
según su autor, "es al Estado al que corresponde hacer el
mayor esfuerzo y sacrificio.... el apoyo estatal no es todo lo intenso
que fuera de desear... no hay posibilidad de que organizaciones locales
y sindicales puedan por sí solos abordar el problema". Sorprende
sin duda el clarividente análisis de Iradier García, hombre
próximo al alcalde de Madrid. Sus palabras se convierten en una
premonición de los resultados en el decenio de 1940. Poco después,
en 1946, Muguruza expresaría, como ya señalamos, la idea
de que las medidas de las viviendas protegidas, tal y como exponía
la ley, eran inalcanzables para la mayoría de los obreros con los
salarios que cobraban. El Régimen, atenazado cada vez más
por las consecuencias de su política autárquica, no estuvo
nunca en disposición de abordar el problema durante todo el decenio.
Al final, ni los ideales falangistas ya en retirada, ni los intereses
de las oligarquías conservadoras, entenderán el problema
en su magnitud. Es a finales de la década, como señala Sambricio,
cuando la arquitectura realiza una aportación fundamental buscando
ofrecer nuevas soluciones al problema, que pasan por establecer unos mínimos
de vivienda que retoman el "debate racionalista de los años
anteriores a la guerra", recuperando las ideas de estandarización
y prefabricación[64]. El punto de inflexión se produce al
tomar el último vagón del desarrollo con los Planes de Estabilidad
de 1959, a pesar del disgusto de buena parte del Régimen. Durante
la década de 1940 el freno que supuso la autarquía franquista
en la obtención de todo tipo de recursos afectó directamente
a la producción de vivienda, y por ende, a la de vivienda social.
El falangismo de los 40, en auge hasta la caída alemana, desarrollando
su ideario de superación de lucha de clases, proponía edificios
donde convivieran todas las clases sociales. Idea que sin duda difería
del ala conservadora del Régimen, que entroncaba mejor con la segregación
de los barrios obreros. Al final la aprobación en 1946 del Plan
General de Ordenación Urbana de Madrid, con su propuesta de anillos
verdes circundantes alrededor de la capital y la creación de ciudades
satélites, sugería la teoría de la segregación.
La realidad difirió en algún modo, pues el imparable e incontrolado
crecimiento de Madrid (que había multiplicado por 10 su superficie
tras el proceso de anexión de los municipios limítrofes
entre 1948 y 1954), absorbió la zona verde y rural del Plan de
1946, para obtener suelo económico en la década de los 50.
Para entonces ya no existía debate, y sí urgencia en alojar
a los miles de chabolistas que circundaban la ciudad. En definitiva, y
al igual que ocurrió con la economía española durante
el periodo estudiado, la política de vivienda social seguida en
Madrid fue a remolque de la realidad. El Régimen franquista nunca
fue capaz de obtener éxitos en su política de vivienda protegida,
ni con sus directrices, ni con sus planteamientos, ni con sus proyectos
y la soñada "ciudad del Movimiento" propugnada por los
falangistas se desvaneció al igual que la esperanza de muchos españoles
de entonces por adquirir una vivienda digna.
Notas
[1] El discurso es de fecha 14 de febrero de 1938. Citado en DIEGUEZ (1991)
pp. 5 y 6.
[2] FET y de las JONS (1939) p.12.
[3] Los Servicios Técnicos (y la posterior Obra Sindical del Hogar)
nunca tuvieron en Falange la importancia de otras secciones como el SEU,
el Auxilio Social o la Sección Femenina, pues no se encontraban
nunca representados en las Juntas o Comisiones que formaban la cúpula
del Partido. RODRÍGUEZ JIMÉNEZ (2000), p. 325.
[4] Especialmente desde las páginas del diario Arriba. Ibídem.
pp. 354 y 355.
[5] GARCÍA DELGADO y JIMÉNEZ (1999) p. 108.
[6] BARCIELA (2001) p. 9-13.
[7] Entre los años 1935 y 1950 la economía española
decreció en un –0,9%, frente al +1,1% del período
1900-1935 o el extraordinario +3,8% de 1950-1988. GARCÍA DELGADO
y JIMÉNEZ (1999) p. 16.
[8] Servicios Técnicos de FET y de las JONS (1939). En su confección
está la mano de Muguruza junto a la retórica del falangismo
más puro.
[9] Citado en DÍAZ NOSTY (1981) p. 141.
[10] Servicios Técnicos de FET y de las JONS (1939), pp. 7-11.
[11] Ibídem, p. 23.
[12] Ibídem, p. 29.
[13] Reconstrucción (1940) pp. 2-5.
[14] Revista Nacional de Arquitectura (1941) pp. 31-32.
[15] Bidagor elaboró el Plan entre abril y octubre de 1939, por
encargo de Muguruza. Ese mismo mes lo presenta en el Ministerio de la
Gobernación en presencia de Serrano Suñer, Muguruza, Moreno
Torres, el Conde de Mayalde (Gobernador Civil), y el Alcalde Alberto Alcocer.
Su exposición es aceptada sin reparos y se decide formar la Junta
de Reconstrucción. BIDAGOR, P.: "Prólogo", en
DIEGUEZ (1991) p. XVII.
[16] "No puede, de ninguna manera, negarse valor al trabajo de Bidagor,
que es mucho más rico, minucioso y matizado que sus esquemáticos
antecesores e introduce aportaciones importantes..." en TERÁN,
F. de: "Notas para la historia del planeamiento de Madrid. De los
orígenes a la Ley Especial de 1946", Ciudad y Territorio,
nº. 2/3, 1976, Madrid, p. 25.
[17] BIDAGOR, P.: "Prólogo", en DIEGUEZ (1991), pp. XXVII-XXIX.
[18] Las críticas de Bidagor y el desarrollo de los poblados satélites
en DIEGUEZ, S (1991) pp. 189-191.
[19] MUGURUZA (1941) pp. 11-13. En esta conferencia Muguruza aporta una
idea curiosa: la célula básica de organización debía
ser la escuela, tantos niños, tantas familias, tantas viviendas
(de 200 a 500 casas con capacidad para 800 a 5.000 habitantes).
[20] DIEGUEZ (1991) pp.199-200.
[21] Ya en esta fecha de 1940 anticipa la idea de la bóveda "catalana"
(que propagará Luis Moya, y que utilizarán Cabrero o Zuazo),
o el articulado de cerámica palentino y los sistemas de bóveda
exterior, incluso sugiere, como medida de emergencia, recuperar las cuevas
tradicionales mejorándolas al máximo [sic].
[22] I Congreso de la Federación de Urbanismo y de la Vivienda
(1941).
[23] Ibídem, p. 199.Esta propuesta la argumenta Cort asegurando
que si el costo de la vivienda se reduce y se vende más barata,
los trabajadores aun ganado menos podrían adquirirla. Las conclusiones
más llamativas de esta teoría son, según Cort, que
todo el país podría bajarse lo sueldos y que así
la peseta recobraría valor.
[24] Ibídem, p. XXXX, Tomo 2.
[25] TERÁN (1999), p.25.
[26] Reconstrucción, nº.1, (1940) pp. 34.
[27] Reconstrucción, nº.26, (1942) pp. 353-362.
[28] Reconstrucción, nº.62, (1946) pp. 131-136.
[29] Reconstrucción, nº.93, (1949) pp. 203-214.
[30] Reconstrucción, nº.6, (1940) pp. 12-14; y nº.7(1940)
pp. 24-27.
[31] Ibídem.
[32] DIEGUEZ (1991) pp. 196-201;y Revista Nacional de Arquitectura (1942)
pp.18-23.
[33] MOYA GONZÁLEZ (1983) p. 195. Este autor señala que
estas viviendas son del año 1941, con lo que serían las
únicas levantadas del proyecto original. También existe
una reseña en la revista Gran Madrid que creemos se refiere a estas
viviendas, (1954) p.15.
[34] DIEGUEZ (1991) pp. 201-205 ; y Revista Nacional de Arquitectura,
nº. 10-11 (1942), pp.18-23; nº. 14 (1943) pp. 53-645; GM, nº.
14 (1951) pp. 25-26; nº, 17 (1952) p.36.
[35] RNA, nº. 42 (1945), pp. 216-227; GM, nº. 8 (1949) p. 39.
[36] RNA, nº. 35 (1944) pp. 392-394; nº.42 (1945) pp. 219-230;
MOYA GONZÁLEZ (1983) p. 213.
[37] GM, nº. 25. En esta ampliación el alquiler es de 200
ptas. al mes, y hay 6.000 solicitudes en lista de espera.
[38] RNA, nº. 14 (1943) pp. 22-57.
[39] La tipología exterior de aspecto rural se contrarresta con
"ordenaciones en planta que tienen realmente poco que ver con la
tradición, y mucho, en cambio, con los intentos europeos anteriores
de racionalización de la vivienda agrícola". TERÁN
(1999) p.25.
[40] Las causas de este fracaso pasan por la falta de colaboración,
la no aportación del capital privado, la escasez de materias primas
en la raquítica y poco racional industria española y el
endémico problema del suelo (caro y sin urbanizar). MOYA GONZÁLEZ
(1983) p 33 y SAMBRICIO (1999) pp. 16-17.
[41] El sistema de petición de vivienda lo explica RODRÍGUEZ
JIMÉNEZ (2000) pp.410-411.
[42] Obra de Aizpurúa y Labayen, URRUTIA (1997) pp. 340-342.
[43] Reconstrucción, nº. 1 (1940); nº. 2 (1940) pp. 18-20.
En su lugar la OSH levantó una nueva barriada a finales de los
50.
[44] Gran Madrid, nº. 17 (1952) p.25; y en los nº. 22 y 30 para
la ampliación de los años 50; MOYA GONZÁLEZ (1983)
p. 143.
[45] Archivo Dirección General Arquitectura, Vivienda y Urbanismo
(Ministerio de Fomento) [DGAVU], expediente, expediente M-1349-VP/OSH.
[46] Gran Madrid, nº. 17 (1952) p. 25; y en los nº. 22, 26 y
30 para la reanudación de los años 50; MOYA GONZÁLEZ
(1983) p. 128.
[47] Como explica el ingeniero Martínez de la Madrid en su conferencia
sobre "El problema industrial en la ordenación de Madrid",
donde apunta la necesidad de construir poblados para obreros en las proximidades
de las fábricas para la que trabajan. El Futuro Madrid (1945) p.54.
[48] Archivo DGAVU, expediente M-1033-VP/OSH.
[49] Archivo DGAVU, expediente M-1469-VP/OSH.; MOYA GONZÁLEZ (1983)
p. 231.
[50] Archivo Regional de la Comunidad de Madrid (ARCOM).expediente M-414-VP/OSH.
[51] Archivo DGAVU, expediente M-1433-VP.
[52] Archivo DGAVU, expediente M-966-VP.
[53] Palabras de Franco al promulgar la Ley de Ordenación Urbana
de Madrid. Gran Madrid (1948) p. 5
[54] Discurso del Ministro de Gobernación (Blas Pérez González)
en las Cortes el 25 de noviembre de 1944 al presenta el Proyecto de Ley
de Ordenación Urbana de Madrid. Ibídem, pp. 7-10.
[55] GM, nº. 1 (1948) pp. 25-32.
[56] El Futuro Madrid, ... pp. 15-27.
[57] DIEGUEZ (1991) pp. 154-155.
[58] Ibídem, p. 155.
[59] El Futuro Madrid, ... pp. 230-254.
[60] "...que un obrero sólo gana para comer y hoy por hoy
no se puede comprar una casa de los metros cuadrados que se considera
vivienda protegida, sólo podría pagar una tercera parte
de la vivienda oficial". MUGURUZA (1946) p.25.
[61] VALENTÍN-GAMAZO Y GARCÍA NOBLEJAS, G.: "El problema
de la vivienda en Madrid" en El Futuro Madrid,... pp. 187-196. Gamazo
es en estos momento arquitecto jefe de la sección de vivienda de
la DGA. En su conferencia, junto a las duras críticas de los efectos
del capitalismo en la vivienda modesta (responsable de las 60.000 viviendas
interiores sin aire y luz que hay en la capital), de marcado tono falangista,
propone también que sea el INV quien facilite créditos baratos
para la compra de pisos "como en otros países" al igual
que la creación de cinco categorías de vivienda según
su coste y las dimensiones (propuestas que no se materializan hasta mediados
de los 50).
[62] Estos proyectos son obra de Regiones Devastadas, pero en un momento
en que los arquitectos falangistas se encuentran actuando indeterminadamente
para esta Dirección o para la DGA; como García de la Rasilla,
autor de las viviendas de Carabanchel Bajo para Regiones Devastadas.
[63]Ponencia de Iradier García, que pertenece al equipo del alcalde
de Madrid, en el I Congreso ..., p. 219.
[64] Sambricio señala que los arquitectos de la OSH y el INV giraron
su mirada a los modelos europeos de reconstrucción; además
de las aportaciones de estos años: el estudio de vivienda económica
que Bastida y Amánn presentan a la V Asamblea Nacional de Arquitectos
en 1949; los concursos sobre investigación arquitectónica
(Instituto Eduardo Torroja,1949; el del Colegio de Arquitectos de Madrid
en 1949, con las conocidas viviendas en cadena de Fisac; el Colegio Oficial
de Arquitectos de Barcelona, 1950); o el Estudio sobre la vivienda económica
en España en 1949 de Giralt Casadessús. SAMBRICIO (1999)
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[ISSN: 1138-9788]
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